Protagonista: cómo crear y desarrollar al personaje principal de tu historia

Una buena historia tiene varios elementos que cautivan a los lectores y los mantienen a lo largo de las páginas del libro. Buena trama, conflictos interesantes, tipo de narrador y, por supuesto, buenos personajes. Sin buenos personajes difícilmente se puede tener una buena historia. Y más que buenos personajes, es importante tener un buen protagonista, o personaje principal. Él es el hilo central de la historia, guiando al lector y a gran parte de los acontecimientos de la historia.

¿Cómo crear y desarrollar al personaje principal de una historia? Esta es una pregunta habitual de los autores al inicio del desarrollo de sus historias. Hoy, en este texto, te ayudaré con este tema, siendo un pilar importante en tu trayectoria literaria.

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Al fin y al cabo, ¿qué es el protagonista de una historia?

El protagonista es el personaje principal de una historia, aquel en torno al cual se desarrolla la trama. Casi siempre es el centro de atención, siendo el personaje con el que más se identifica y se involucra emocionalmente el lector. El protagonista impulsa la narrativa, afrontando desafíos, superando obstáculos, desentrañando misterios, involucrándose románticamente y, a menudo, atravesando un viaje de transformación personal.

Su papel en la historia es fundamental, ya que mueve los principales acontecimientos y decisiones de la trama. Las acciones, elecciones y desarrollo del protagonista son cruciales para el desarrollo de la narrativa, y es a través de su perspectiva que el lector o espectador experimenta la historia.

Además, el protagonista suele tener objetivos claros y fuertes motivaciones que dirigen sus acciones. Y estas motivaciones son, en muchos casos, la premisa de toda la historia. Estos objetivos pueden ir desde salvar el mundo hasta resolver un conflicto interno, pero siempre implican algún tipo de evolución o crecimiento a lo largo de la historia.

Lee sobre el Viaje del Héroe, un método que complementa la comprensión del protagonista/héroe de una historia: ¿Qué es el viaje del héroe y cómo inspirarse para escribir un libro?.

Definiendo el papel del protagonista

Como se dijo en el tema anterior, el protagonista es el personaje que guía al lector a través de la trama, siendo el punto focal de todas las acciones y eventos principales. Sin embargo, su papel puede variar según la historia, pero siempre es quien más sufre, aprende y evoluciona a lo largo de la historia.

Posibles tipos y perfiles de un protagonista

Héroe: en muchas historias el protagonista es el héroe, aquel que enfrenta la adversidad para lograr un objetivo mayor, ya sea salvar el mundo, proteger a un ser querido o superar un trauma personal. Un ejemplo clásico es Frodo en El Señor de los Anillos, quien, a pesar de sus limitaciones, acepta la misión de destruir el anillo para salvar la Tierra Media.
Antihéroe: no todos los protagonistas necesitan ser héroes en el sentido tradicional. El antihéroe es un personaje que tiene defectos evidentes, características moralmente dudosas o motivaciones egoístas, pero que, sin embargo, mantiene un papel central en la narrativa. Un ejemplo de antihéroe es Walter White de Breaking Bad, cuyas acciones moralmente cuestionables están impulsadas por una necesidad desesperada de mantener a su familia.
Reticente o Pasivo: en algunas historias, el protagonista puede comenzar de mala gana, viéndose obligado a actuar debido a las circunstancias, o puede ser un personaje pasivo, que reacciona más de lo que actúa, permitiendo que la narrativa lo empuje a la acción. Este enfoque puede crear un viaje significativo de crecimiento, donde el personaje pasa de una posición de apatía a la de un agente activo en su vida.

Relación con otros personajes

El protagonista rara vez actúa solo. Su interacción es fundamental (salvo algunos ejemplos en los monólogos y textos en los que hay un solo personaje) con otros personajes, siendo vital para el desarrollo de la trama y de su propia personalidad. La forma en que el protagonista se relaciona con los personajes secundarios, antagonistas y aliados define gran parte del ritmo y el tono de la historia.

¿Y quiénes son estos otros personajes? Tenemos:

Antagonista: el antagonista es el personaje que se opone al protagonista, creando el conflicto principal de la historia. Esta oposición puede ser directa, como en la lucha entre el bien y el mal, o más sutil, como en los conflictos ideológicos. La dinámica entre protagonista y antagonista es fundamental para mantener la tensión narrativa.
Personajes secundarios y aliados: los personajes secundarios pueden servir de apoyo, ofreciendo ayuda, orientación o incluso desafíos al protagonista. Estas interacciones ayudan a revelar diferentes facetas de la personalidad del protagonista y pueden ser fundamentales para el arco de desarrollo del personaje principal.
Mentores: el mentor es un personaje que guía al protagonista, ofreciéndole sabiduría y enseñanzas que le ayudan a superar sus retos. Este personaje puede ser crucial para el crecimiento del protagonista, como Dumbledore en Harry Potter.

Características esenciales de un buen protagonista

Un buen protagonista necesita tener una personalidad fuerte y una voz que lo distinga del resto de personajes. Recuerda que el protagonista debe encantar al lector durante cientos de páginas, todo un desafío. Por tanto, la personalidad del protagonista debe ser coherente con sus acciones y decisiones a lo largo de la historia.

La personalidad y la voz del protagonista deben contener:

Consistencia: la personalidad del protagonista debe ser consistente, pero también capaz de evolucionar a medida que enfrenta desafíos. Al lector le gusta y valora cuando el autor consigue demostrar esta evolución del protagonista a lo largo de la historia.
Voz única: la voz del protagonista hace referencia a la forma en que se expresa: su estilo de hablar, sus pensamientos y su forma de ver el mundo. Una voz única ayuda al lector a conectarse más profundamente con el personaje. Por ejemplo, Holden Caulfield, de El guardián entre el centeno, tiene una voz tan singular que su perspectiva impregna toda la obra, haciéndola inolvidable.

Motivaciones y objetivos

Para que el protagonista resulte atractivo, necesita tener motivaciones claras y objetivos definidos. Pueden ser motivaciones internas, que son aquellas impulsadas por deseos personales, miedos o conflictos internos. Un protagonista impulsado por el deseo de superar una pérdida personal, por ejemplo, puede volverse más complejo e interesante.

También hay objetivos externos, que impulsan la acción del protagonista en la trama. Podría ser salvar a alguien, resolver un misterio o lograr un sueño. La claridad de estos objetivos es esencial para el progreso de la historia y para mantener al lector interesado.

Fortalezas y debilidades

Ningún protagonista debería ser perfecto. Las fortalezas y debilidades del personaje son elementos clave para hacerlo realista e identificable.

Las fortalezas del protagonista pueden entenderse como las habilidades o características positivas del protagonista que lo ayudan a avanzar en la historia. Podría ser coraje, inteligencia o determinación. Sin embargo, estas fuerzas deben estar equilibradas para no hacerle invencible.

Las debilidades pueden entenderse como los defectos y vulnerabilidades del personaje que crean conflictos y desafíos. Una debilidad bien explorada puede humanizar al protagonista y generar empatía en el lector. Por ejemplo, el miedo de un personaje al fracaso puede impedirle tomar decisiones importantes, creando tensión en la narrativa.

Arco de desarrollo

El arco de desarrollo del protagonista es la transformación que sufre a lo largo de la historia. Un buen protagonista no es el mismo al principio y al final de la historia. Debe emprender un viaje de autodescubrimiento y cambio, ya sea emocional, físico o moral. El arco de desarrollo refleja esta evolución, mostrando cómo los acontecimientos de la trama impactan y transforman al personaje.

También es importante que el personaje protagonista pase por acontecimientos clave. Estos son los momentos de la narrativa que impulsan el cambio en el protagonista. Pueden ser giros, victorias, derrotas o momentos de revelación que cambian la forma en que el personaje ve el mundo o a sí mismo.

Técnicas para crear un protagonista memorable

Antes incluso de empezar a escribir una historia, debes detallar los detalles de los personajes principales del libro, incluido, por supuesto, el protagonista. Crear una historia detallada para él, incluso si no se revelan todos los detalles en la historia, es esencial para darle profundidad al personaje.

Empieza explorando el pasado del protagonista, cuidadosamente elaborado para explicar sus motivaciones, miedos y comportamiento. Un trauma infantil, una pérdida significativa o una victoria importante pueden moldear quién es él en el presente.

Una buena técnica es utilizar recuerdos y flashbacks para revelar la backstory del protagonista a lo largo de la narración, ayudando al lector a comprender mejor al personaje y sus motivaciones.

Diálogos internos y monólogos

La forma en que el protagonista se expresa en diálogos y monólogos internos es crucial para mostrar su personalidad y sus pensamientos más profundos.

Diálogos naturales: los diálogos deben ser naturales y coherentes con la personalidad del protagonista. Son una oportunidad para mostrar cómo se relaciona con otros personajes y cómo expresa sus sentimientos e ideas.
Monólogos internos: los monólogos internos ofrecen una ventana directa a los pensamientos y emociones del protagonista, lo que permite al lector comprender mejor sus dilemas y conflictos internos.

Conflictos internos y externos

Un protagonista memorable debe enfrentar conflictos tanto internos como externos que lo desafían de maneras diferentes y complementarias.

Conflictos internos: estos conflictos se refieren a luchas dentro del propio protagonista, como dudas, miedos o dilemas morales. Son fundamentales para el desarrollo del personaje y ayudan a crear una conexión emocional con el lector.
Conflictos externos: son los desafíos que enfrenta el protagonista en el mundo exterior, ya sea contra otros personajes, fuerzas de la naturaleza o circunstancias adversas. Estos conflictos impulsan la acción de la trama y ayudan a revelar las cualidades y defectos del protagonista.

Recomiendo leer este texto para aprender a crear una «ficha de personaje»: ¿Cómo crear personajes para una historia de ficción?

Evitando errores comunes al crear un personaje protagonista

El primer paso para no cometer errores a la hora de crear a tu protagonista es evitar clichés y estereotipos, errores comunes en la creación de protagonistas. Pueden hacer que el personaje parezca superficial o predecible, disminuyendo el impacto de la historia.

Identificando clichés: los clichés son elementos narrativos que se han desgastado por el uso excesivo. Por ejemplo, el «elegido» que es el único capaz de salvar el mundo, o el héroe de buen corazón que siempre hace lo correcto sin dudarlo. Aunque algunos clichés se pueden utilizar de forma creativa, es importante ser conscientes de ellos y buscar formas de subvertirlos.
Evita los estereotipos: los estereotipos son generalizaciones simplistas de tipos de personajes, como el «villano malvado sin motivaciones», la «dama indefensa» o el «genio solitario». Esos arquetipos pueden ser limitantes y deshumanizantes, especialmente si se basan en características como raza, género o clase social.

Innova en caracterizaciones:

Para evitar caer en clichés o estereotipos, intenta acercarte al personaje desde un ángulo único. Por ejemplo, si el protagonista es un héroe, considera agregar elementos de antihéroe o una historia de fondo que justifique sus debilidades y miedos.

Piensa en características que no suelen estar asociadas con el papel que desempeña, creando así una figura más interesante y multifacética.

Personajes «perfectos»

Un error común es crear protagonistas sin fallas ni fallos, teniendo siempre éxito en todo lo que hacen. Estos personajes generalmente no logran cautivar al público porque parecen irreales o inalcanzables.

Humanización a través de defectos: los personajes perfectos no son interesantes porque no parecen personas reales. Todo el mundo tiene defectos y es a través de estas imperfecciones que los lectores se conectan emocionalmente con los personajes. Complejidad emocional: agregar capas de complejidad emocional al protagonista, como inseguridades, arrepentimientos o dilemas morales, ayuda a crear una narrativa más atractiva.
Equilibrio entre fortalezas y debilidades: un protagonista bien equilibrado es aquel que tiene tanto fortalezas como debilidades. Las fortalezas le permiten avanzar en la historia, mientras que las debilidades crean obstáculos que deben superarse.

Conclusión: creando un protagonista ideal para tu historia

El protagonista es el punto de conexión entre la narrativa y el lector, y es a través de él que la trama gana profundidad, emoción y relevancia. Un protagonista bien desarrollado es aquel que tiene una personalidad fuerte, motivaciones claras y un arco de transformación que lo hace dinámico y auténtico.

Durante todo el proceso de creación, es fundamental evitar trampas como clichés y estereotipos que pueden hacer que el personaje sea predecible o superficial. En cambio, busca siempre añadir complejidad, tanto en las cualidades como en los defectos del protagonista. Un buen personaje principal debe ser humano, con defectos que lo hagan realista y fortalezas que lo hagan admirable. Este equilibrio es crucial para mantener el interés del lector y garantizar que la evolución del protagonista sea significativa e impactante.

Finalmente, recuerda que crear un protagonista es un proceso dinámico y continuo. Practica, reescribe y mantente abierto a recibir comentarios para refinar y profundizar tu personaje. En última instancia, un protagonista bien elaborado permanece en la memoria del lector mucho después de pasar la última página.

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