Los seudónimos son nombres adoptados por autores para firmar obras sin utilizar su nombre civil. Normalmente se utilizan para preservar la identidad del escritor, ya sea por charme o por necesidad. Además, no se trata de un recurso exclusivo del mercado editorial. En la música y el cine, muchos artistas prefieren adoptar apodos diferentes a sus nombres reales, como Lady Gaga, Tom Cruise y Lana Del Rey, por ejemplo.
¿Por qué se utilizan seudónimos?
Existen varias razones por las cuales un escritor no utiliza sus nombres reales al publicar sus obras. A continuación enumeramos algunas de ellas:
Prejuicio
En el siglo pasado, muchas mujeres prefirieron utilizar nombres masculinos para no sufrir el machismo, viendo sus obras invalidadas y desacreditadas por el simple hecho de ser mujeres. Este mismo temor puede seguir aplicándose hoy en día en casos diferentes, como la homofobia o el racismo, por ejemplo.
Miedo a la exposición
No todo el mundo quiere ser famoso y vivir bajo la mirada de todos. Por eso, muchas personas prefieren preservar su identidad, no revelar su nombre personal y pasar desapercibidos.
Protección y seguridad
Durante el régimen militar, la censura de prensa y la libertad de expresión obligaron a varios autores a utilizar seudónimos como forma de protección. Hoy en día es posible criticar al Estado y a personalidades públicas sin que ello se traduzca en tortura o encarcelamiento, pero esta práctica sigue siendo utilizada por periodistas y autores que denuncian y exponen a personas implicadas en tramas de tráfico y corrupción, por ejemplo.
Destaque no mercado
No todo el mundo nació con un nombre artístico. Por eso, aunque un seudónimo se asocie a la imagen de una persona, se utiliza como alternativa a un nombre registrado, y suele ser más sonoro y fácil de destacar.
Ejemplos de escritores que firmaron obras con otros nombres:
J.K. Rowling (Robert Galbraith)
J.K. dio vida a los magos más queridos del universo literario. Escritora de la saga Harry Potter y conocida mundialmente, la autora decidió lanzar un libro bajo el seudónimo de Robert Galbraith, para probar su éxito en el mercado editorial y poner a prueba la calidad de su escritura. El plan, sin embargo, no salió muy bien y su identidad no tardó en revelarse. El responsable de compartir la información fue demandado por J.K.
Alceu Amoroso Lima (Tristão de Ataíde)
Autor de importantes obras como O gigantismo econômico, Revolução Suicida y Mitos de nosso tempo, adoptó el seudónimo de Tristão de Ataíde en 1919 cuando se convirtió en crítico literario. El objetivo era separar su trabajo en el mundo artístico del resto de sus actividades. Además de escritor y crítico, Tristão se licenció en Derecho, dirigió la fábrica textil de su padre y más tarde se convirtió en líder de la renovación católica en Brasil y símbolo de la lucha contra la censura bajo el régimen militar.
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¿Y tú? ¿Qué te parece utilizar un apodo para publicar tu próximo libro?
¡Dinos en los comentarios! 🙂
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