¿Quieres escribir un libro y no sabes por dónde empezar? ¡Mira los consejos que hemos preparado y lánzate a la aventura! 🙂
Club de Autores fue creado bajo el principio de que todos tienen una historia que compartir. Creemos mucho en este principio, que hasta ahora ha demostrado ser absolutamente cierto. Pero eso no significa, por supuesto, que todos estén motivados, inspirados y dispuestos a plasmar por escrito sus creencias y visiones del mundo más profundas. Y este pasaje, obviamente, es clave.
La gran pregunta que surge es: ¿cómo incitar a la mente a ordenar a los dedos que metamorfoseen los pensamientos en letras, palabras, frases, capítulos y, en definitiva, en una o más historias?
Cada autor se inspira de una manera única
Si eres escritor/a, es muy probable que ya tengas la respuesta (incluso si experimentas el temido bloqueo creativo de vez en cuando). Entonces, hazte la pregunta: ¿qué te motiva a registrar una parte tan íntima de tus pensamientos, tus historias y tus fantasías?
Y, lo más importante, ¿cómo puede surgir esta inspiración?
Casi siempre, las respuestas que recibimos son tan abstractas como concluyentes. A diferencia de la imaginación de los lectores, la inspiración suele llegar de una manera única para cada persona. A veces, recitar un poema es suficiente para acelerar el pulso de la sangre de un escritor; en otros, basta con que una persona anónima balbucee alguna tontería en plena calle.
Hay situaciones en las que es necesario organizar todo el ambiente para organizar las ideas: iluminación perfecta, asientos adecuados, silencio absoluto de fondo; pero también hay quienes sólo saben escribir cuando se encuentran en medio de un ambiente tan tumultuoso como la vida misma.
En cualquier caso, hemos renunciado a la búsqueda de una definición más clara de inspiración: esto es, en efecto, como buscar una respuesta sobre el sentido de la vida. En lugar de intentar definir un concepto tan abstracto, veamos algunos ejemplos de cómo puedes (intentar) encontrar tu propia inspiración. 🙂
Técnicas inspiradoras de grandes escritores
No existe una respuesta mágica, una especie de receta estandarizada para esto: escribir siempre ha sido, es y será algo sumamente personal. Saramago, por ejemplo, planteaba preguntas hipotéticas al universo y transformaba sus respuestas en argumentos. Así, por ejemplo, concibió «Las intermitencias de la muerte», una de sus obras maestras, planteándose la hipótesis de «qué pasaría si la muerte se tomara vacaciones».
Khaled Husseini, autor del best seller «Cometas en el cielo», dice que se inspira viendo las noticias. De hecho, fue un reportaje televisivo sobre la prohibición de las competiciones de cometas por los talibanes lo que inspiró su libro más famoso.
Y, por supuesto, entre hacer preguntas surrealistas al cosmos y ver las noticias hay ciertamente todo un abismo de ideas e inspiraciones.
Lejos de querer resumirlo todo en una recopilación monótona, como si nacieran genialidades a diestro y siniestro, este post tiene un objetivo a medio camino entre la mera curiosidad y un empujoncito para quienes sufren de bloqueo creativo: una lista de algunas de las técnicas más utilizadas por autores de todo el mundo y a lo largo de los tiempos para desbloquear la palabra escrita desde el interior de sus cerebros.
Pero no nos centremos sólo en ellas, por supuesto. Una vez escrita, cada historia tiene un largo camino por recorrer, hasta convertirse en un libro.
Veámoslo.
¿Cómo obtener ideas para escribir una obra? 10 consejos
1. Lee. Mucho.
La mayor fuente de inspiración para escribir un libro suele ser otro libro. Uno, no: varios. Cuanta más intimidad tengas con obras maestras de genios como Murakami, Rulfo, Guimarães Rosa, Machado de Assis, Mia Couto, Clarice Lispector y muchos otros, más intimidad tendrás con el concepto mismo de narrativa.
Dejarse envolver por estilos literarios que trascienden y transforman el concepto mismo de poesía tiende a tocar lo más profundo del corazón, más específicamente en la parte que más importa, en ese punto oculto donde nacen todas las emociones. Entonces haz lo obvio: ve a una librería o echa un vistazo en libros independientes publicados aquí en Club.
2. Ten siempre a mano un cuaderno, y úsalo sin moderación.
No, no tiene por qué ser exactamente un cuaderno: puede ser una tableta o incluso tu teléfono celular. Lo importante, realmente, es que tengas la costumbre de registrar inmediatamente cualquier señal de una idea que – ¿quién sabe? – tiene cierto potencial para madurar en forma de libro.
Podría ser una observación casual de la vida cotidiana, el registro de un sueño, una frase que te pareció hermosa o cualquier cosa. Simplemente escribe, registra, anota. Nunca se sabe exactamente qué desbloquea las ideas en el cerebro.
3. Busca obras de arte y recrea la historia que hay detrás de cada pieza que encuentres.
Mira alrededor. Vivas donde vivas, las posibilidades de estar rodeado de obras de arte son inmensas. Ya sean esculturas, lienzos, edificios o mansiones, grafitis o cualquier otra manifestación artística, es relativamente fácil toparse con algo capaz de sacarte de lo común.
Aprende a percibir el arte y, sobre todo, a dejar que la curiosidad domine tu mirada. Al fin y al cabo, cada obra tiene una historia detrás, y es en esta historia donde se encuentra su mayor densidad. ¿Has estado en un museo y has quedado encantado con una pieza específica? Búscala, incluso con tu celular navegando en Wikipedia. ¿Quién fue el autor? ¿En qué época se hizo? ¿Por qué motivo? ¿Qué debería representar? ¿Quién la ha pedido? ¿Qué debería representar?
Para cada pieza que mires, juega al ingeniero de construcción terminado e intenta imaginar la historia completa detrás de ella, tanto emocional como cronológicamente. Las obras de arte más plásticas (como pinturas o esculturas) suelen ser una especie de capítulo final de un libro cuyos capítulos iniciales pueden ser creados por cada espectador. Y eso permite una especie de ejercicio creativo fenomenal.
4. Aprende a provocar emociones con palabras.
Los escritores son esencialmente artesanos de la palabra. En este sentido, cada frase puede ser pensada, esculpida y reelaborada para generar más impacto en tu oyente o lector. Aprende a jugar con las palabras, a sustituir las monótonas colocaciones de nuestra vida cotidiana por términos que se encuentran en los cofres mejor guardados de nuestra hermosa lengua.
Los libros, después de todo, son ideas traducidas en una cadena poética de palabras. Cuanto más domines tu idioma, mejor podrás desbloquear conceptos y dejar que las historias fluyan libremente.
5. Decide el género que quieres escribir.
¿Drama? ¿Filosofía? ¿Comedia? ¿Terror? ¿Ciencia ficción? Incluso es posible mezclar fragmentos de un género con otro pero, en general, todo libro tiende a encajar en un perfil más general. Y eso no está mal.
Al contrario: cuanto más claro tengas el género que quieres escribir, más fácil te resultará buscar referencias y escribirlo.
6. No intentes imitar a algunos para complacer a todos.
Uno de los mayores errores que suelen cometer los autores es intentar construir historias que atraigan a lo que consideran un «público masivo». «¿es Paulo Coelho un best seller? ¡Entonces intentaré escribir como él!».
Pocas ideas pueden ser peores que ésta, especialmente porque un libro es, por excelencia, un espejo de su autor. Cuanto antes comprenda el autor que sus posibilidades de éxito son mayores si se entrega a su propio estilo, mejor. ¿Ser uno mismo es garantía de éxito? Lamentablemente no: el mercado literario es posiblemente el más competitivo del mundo. Pero intentar ser otra persona es garantía de fracaso.
7. Pon a prueba tu historia
¿Has pensado en algo que podría ser un buen comienzo o una buena base para un libro? Prueba.
Crea un tipo de sinopsis mental y compártalo con un amigo o lector potencial. Observa su reacción, esforzándote por separar la aprobación cortés del entusiasmo sincero. Lo que parece una buena idea no siempre lo es, al fin y al cabo tiene un potencial concreto para convertirse en un buen libro, y probar la capacidad de retención de la atención es siempre un camino recomendable.
En otras palabras: absorbe todo lo que puedas del comentarios ¡y crece con ellos!
8. No te veas como un genio incomprendido
Después de probar la historia una, dos o tres veces y recibir más miradas de desaprobación, es habitual que el escritor busque refugio o alivio en el pensamiento de que su texto es perfecto, pero está fuera del alcance de la gente. Olvídalo.
Eso sí: no todos los libros funcionarán para todos, pero si elegiste bien a los «críticos» a quienes les contaste o mostraste tu tesis (o sinopsis mental, como ponemos en el consejo anterior), entonces confía en las opiniones que escuches.
En definitiva, oblígate a creer que no hay genios incomprendidos: hay escritores que no supieron articular correctamente sus ideas. Después de todo, cuanto más culpes a los demás, menos podrás cambiar y evolucionar.
9. Dedícate a una primera frase
«Al gusano que royó por primera vez la carne fría de mi cadáver dedico estas memorias póstumas como un recuerdo nostálgico». Así abría Machado de Assis su obra maestra, Memorias póstumas de Brás Cubas – con una primera frase que prácticamente pega la mirada del lector al libro y le insta a devorar cada una de sus páginas siguientes.
¿No se dice que la primera impresión es la última impresión? Bueno: en un libro, una primera frase bien redactada tiene el potencial de transformar la experiencia del lector y de despertar la imaginación del autor a niveles increíbles.
10. Deja que el texto cobre vida propia; entonces dedícate a podarlo
En cierto momento, tus manos parecerán tener vida propia y estarán escribiendo a una velocidad mayor que la de tu propio cerebro. No te censures aquí: deja que el texto crezca solo, toma los caminos que prefieras, domina el papel con todo el coraje de un adolescente que descubre el mundo.
Pero ten claro que cualquier resultado de esto no será tu trabajo final. Una vez hayas escrito esta primera versión del libro, conviértete en tu propio verdugo y dedícate a leer y releer, recortando apartados innecesarios, organizando cualquier caos incomprensible y recortando capítulos enteros con la frialdad de un forense. El mexicano Juan Rulfo, de hecho, solía decir que escribir es la parte más rápida de un libro: el verdadero trabajo estaba en el siguiente paso, cuando comenzaba a recortar los bordes de cada una de sus propias oraciones. Así regaló al mundo Pedro Páramo, uno de los libros más célebres de la historia.
¿Tu libro favorito es solamente una historia escrita por alguien? ¿O el comienzo de tu obra maestra?
Es común que todo el mercado considere un libro como una especie de punto final en un viaje de conocimiento. Y esto puede ser incluso (parcialmente) cierto desde la perspectiva de un autor, pero ¿qué pasa con el lector?
Imaginemos, por ejemplo, un libro como Mulheres de Saramago, publicado aquí en Club. Es obvio que el libro en sí ya contiene su propia narrativa y los pensamientos del autor, pero, para el lector, puede ser un punto de partida para un viaje aún más amplio.
A partir de este libro podrá interesarse por otras obras, algunas del propio maestro Saramago. Puede acceder a artículos sobre Memorial do Convento o Ensayo sobre la ceguera; quizás quieras ver la película realizada sobre este último; ver entrevistas en YouTube que involucran a Saramago y estudiosos sobre él; etcétera.
Para un lector interesado, cada libro funciona como la semilla de un nuevo árbol del conocimiento, con inmensas raíces y ramas que pueden desplegarse hasta el infinito.
El futuro del libro será siempre un nuevo comienzo
Si eres autor/a (e incluso si no lo eres), deja todos tus prejuicios a un lado y abraza todo lo relacionado con nuestro mundo actual. ¿Quieres leer, por poner otro ejemplo, Muerte en Venecia, del genial Thomas Mann? Ve también a Wikipedia e investiga sobre el autor y la obra. Encontrarás, por ejemplo, que el personaje principal está basado en Mahler. Ve a Spotify, escucha a este genio de la música. Luego regrese y lea a los contemporáneos de Mann, como Nietzsche, quien ciertamente lo inspiró.
¿Sabes lo que pasará? Te verás arrastrado a una espiral filosófica que tendrá como consecuencia natural pinchar tantas neuronas que escribir será una válvula de escape inevitable.
Y esto se aplica a todos y cada uno de los libros: de Saramago a Mann, de Guimarães Rosa a García Márquez. Todos y cada uno de los libros son una puerta abierta a un universo que, por regla general, es más grande que él mismo.
¿Por qué te importa esto, escritor?
Porque la investigación y la inspiración son ingredientes fundamentales para cualquier libro.
Escribir es más que un acto aislado, encerrado herméticamente en un destello de inspiración: un buen libro depende de buenas referencias. Y no entiendas «buenas referencias» como una especie de juicio de valor sobre tal o cual libro. Todo referente literario puede ser bueno siempre que el lector se permita profundizar en él, buscando tesoros que cada autor lleva dentro.
¿Quieres escribir una obra maestra? Lee, inspírate. Lo hemos dicho varias veces y siempre lo repetimos: no hay manera de ser un buen escritor si no eres un buen lector.
¿Escribiste tu libro? ¿Y ahora?
¿Pasaste por todo esto? ¿Tu libro ya está escrito y listo para ser publicado?
Enhorabuena: todo el mundo tiene una historia que compartir pero, si tienen dudas, son pocos los que consiguen sacársela de la cabeza y plasmarla en el papel.
¿El siguiente paso? Publica en Club de Autores de forma gratuita, en formato impreso y digital, ¡y figura en las librerías más grandes del país y del mundo!
Soy el fundador y director ejecutivo de Club de Autores, la plataforma de autopublicación más grande de Brasil y que hoy representa el 27% de todos los libros publicados anualmente en el país. Premiado como el emprendedor más innovador del mundo en el segmento editorial por London Book Fair de 2014, también soy escritor, triatleta y, sobre todo, hombre de familia 🙂